El pan nuestro de cada día

Pan recién horneado en nuestro Restaurante el Ánade Real
ARQUITECTURA TRADICIONAL

Saelices de la Sal está situada a solo 19 minutos de Abánades por las carreteras GU-928 y CM-2021. Las Salinas de San Juan dotan de apellido a este pueblo del alto Tajo y eclipsan, por su monumentalidad, cualquier otro espacio cultural de este tranquilo municipio de apenas 40 habitantes.

Las conocidas salinas de San Juan en plena producción

Como de las salinas ya hablamos largo y tendido en otra entrada de este blog https://blog.losanades.com/salinas-de-san-juan/ vamos a proponeros un relajante paseo por el pueblo, poniendo especial énfasis en un importante y desconocido elemento arquitectónico y etnográfico: el antiguo horno de pan.

Edificio que alberga el viejo y tradicional horno comunal de Saelices de la Sal
LOS ORíGENES

El pan surgió por azar allá por el Nelolitico, cuando alguien descuidó al sol, sobre una olla, una papilla formada por semillas, cereales y agua. Desde ese momento, el pan ha estado unido a la evolución del hombre, presente en el devenir de los tiempos, formando parte de la cultura universal de la humanidad.

Grabado de una inquietante y extraordinaria figura humana en la cueva de Los Casares. Ayuntamiento de Riba de Saelices

En Egipto, Grecia y Roma mejora mucho la calidad del pan y en la Edad Media aparecen, con el apogeo de las ciudades, los primeros gremios de artesanos. Al ser el pan alimento base de la población, en esta época, al igual que en Roma, la producción y distribución del pan la regulaban los gobiernos.

Ilustración de un horno de pan en la Edad Media

A finales siglo XVIII progresan la agricultura y las investigaciones sobre la harina, se consigue la mejora en la técnica del molino, aumenta la producción del trigo y se obtiene una harina de más calidad. El precio del pan baja al aumentar la oferta y se consigue que el elitista pan blanco llegue a toda la población.

Horneando los panes a mediados del siglo XX. Archivo Martín Santos Yubero

El horno que podemos visitar en Saelices de la Sal no es otra cosa que el resultado de la evolución del primer horno babilónico que hace 5.000 años se fabricaba en barro. Se construía a base de una tapa de adobe y tierra en forma de campana, permitiendo la cocción tanto por arriba como por abajo.

La estancia que alberga el horno

Los egipcios perfeccionaron la técnica dividiendo el horno en dos partes, una para el quemador y otra superior donde colocaban los alimentos. Más tarde, los romanos lo perfeccionaron incluyendo arcos en el diseño, dando así una fórmula de cúpula con la que conseguían un gran aislamiento térmico.

Detalle de nuestro horno de Saelices de la Sal
EL HORNO

Producto de la revolución industrial del siglo XIX, nuestro horno está inspirado en los de fundición para la herrería que conseguían un mayor control del fuego. Fue usado hasta mediados del siglo XX por las familias de Saelices de la Sal para amasar a puño y cocer el pan a fuego lento, base de su dieta alimenticia.

El antiguo almacén de leña rehabilitado para usos sociales

Funcionaba tres días por semana, atendido por el vecino que ganaba la subasta, que se celebraba el día de San Isidro. La familia del hornero se encargaba del suministro de leña y paja, de cuidar la cocción, así como de la limpieza y mantenimiento. A cambio, cobraba una parte proporcional de la masa horneada.

La centenaria chimenea del viejo horno

Se amasaban los panes sobre mesas, dejando descansar las hogazas y tortas sobre tableros de madera dispuestos junto a las paredes. En los últimos años en que se utilizó, funcionó como una panadería y abastecía a todos los pueblos de la comarca. Este mismo año, el horno celebrará su 92º aniversario.

Despachando el pan a mediados del siglo XX. Archivo Martín Santos Yubero

En la actualidad, la facilidad para elaborar y adquirir pan nos ha hecho olvidar que hubo un tiempo en el que cada pedazo de pan, por muy tosco que fuera, se consideraba prácticamente un manjar. Un manjar que, además de harina, levadura, sal y agua, llevaba otros ingredientes como amor, esfuerzo y satisfacción. Y quizás por eso, sabía tan bien.

Tradicionales hogazas que nuestro proveedor Monte Pinos Selección de Alimentos Frescos te ofrece en sus obradores de Madrid

Para obtener una información más detallada de las actividades culturales y de turismo histórico que te ofrece la comarca del Alto Tajuña puedes contactar con la Srta. Mayte García Vilches, llamando al teléfono 608 72 05 18.

Fotografía de detalle del pirómetro

El héroe olvidado

Un ejemplo de la brutal devastación sufrida por la Catedral de Sigüenza durante la guerra civil. Biblioteca Nacional de España
ANTONIO LABRADA, EL GRAN RECONSTRUCTOR

Desde el Hotel Rural & Spa Los Ánades hemos adquirido el compromiso de dar a conocer, a través de este blog, a las personas y los lugares de nuestra área de influencia de los que nadie habla o poco se sabe. Es de justicia, pues, que a una de estas figuras olvidadas, que tanto hizo por el patrimonio arquitectónico y artístico de Guadalajara le dediquemos un breve recuerdo y toda nuestra admiración.

Estamos pensando en el arquitecto seguntino Antonio Labrada Chércoles.

Título de Arquitecto de Antonio Labrada Chércoles. Archivo General de la Administración

Tal y como hemos podido comprobar en el registro civil, Antonio Claudio Narciso Labrada Chércoles nace en Sigüenza el 30 de octubre de 1914. Obtiene el título de arquitecto el 24 de agosto de 1940 e inmediatamente, con poca experiencia pero con nuevas ideas, se hace cargo de la reconstrucción de la devastada catedral de Sigüenza iniciada en 1937 por su maestro y mentor Leopoldo Torres Balbás.

Croquis de los ventanales destruidos en el muro este. Archivo General de la Administración

Esta responsabilidad descomunal, con mínimos recursos, se convierte en toda una odisea para un joven arquitecto que afrontará los problemas estructurales y constructivos de las bóvedas de la “Notre Dame” española en solitario. El templo, protagonista en la Batalla de Sigüenza de 1936, fue devastado por el bando rebelde y bombardeado por la aviación gubernamental, mientras se restauraba, en enero de 1938.

Destrucción de uno de los campanarios de la Catedral de Sigüenza. Biblioteca Nacional de España

Con ideas diferentes a las de su predecesor, restaura e integra a la vez con un gusto exquisito. Propone a la Dirección General de Regiones Devastadas la creación de un taller de artes y oficios a pie de obra con maestros y aprendices. Se rodea de un gran equipo de artistas restauradores como los tallistas, escultores e imagineros Florentino Trapero y Tomás Díez, el escultor Ángel Bayod y el pintor Constantino Casado.

La imponente Catedral de Sigüenza tal y como la conocemos hoy en día

Antes de finalizar la restauración de la catedral se le asigna el proyecto de derribo y desescombro la ciudad de Sigüenza, la reconstrucción de las iglesias románicas de Ntra. Señora de los Llanos en Yela y de San Pedro en Abánades, entre otros proyectos importantes. El historiador Francisco Layna Serrano comenta en su libro la restauración de esta última alabando la intervención de Antonio Labrada en la misma:

“Esta iglesia sufrirá daños importantes durante la guerra civil española de 1936-39, siendo muy bien restaurada por el arquitecto Don Antonio Labrada”.

Plano en el que podemos apreciar los desperfectos sufridos por la Iglesia de San Pedro de Abánades durante la guerra civil. Archivo General de la Administración

La iglesia de San Pedro de Abánades, como ya hemos comentado en otra entrada de este blog, fue devastada al encontrarse entre dos fuegos y, aunque los cultos se realizaban en la ermita de Nuestra Señora de las Mercedes y a pesar de las penurias de posguerra, el pueblo, liderado por su alcalde y el párroco, ofreció dinero y mano de obra para su restauración.

Pórtico románico de la Iglesia de San Pedro de Abánades en la actualidad

Para finalizar, y como homenaje a Antonio Labrada Chércoles, al arquitecto, al artista, al genio humilde y quizá tímido, ya que no se conserva ninguna imagen suya en los archivos estatales, y para constatar y reivindicar la categoría intelectual e histórica de su figura os mostramos un breve texto extraído de la memoria del proyecto de restauración de la iglesia de San Pedro de Abánades:

“Se orienta y sitúa en Abánades su Iglesia Parroquial, con un acento expresivo de su arquitectura y un porte definido en sus trazas que son vida de una época. Perfila en su vista frontal, un pórtico de estilo románico que se remonta al siglo XII y que forma el carácter del conjunto. Actualmente corona una pérdida notable de dominio en su valor, por haber sido objeto de devastación en la pasada guerra de liberación en ánimo de reconstruirla, formar su expresión y dar un escenario de culto continuación del primitivo”.

Vista general de la Iglesia de San Pedro y del cerro de El Castillo, declarado recientemente Bien de Interés Local

Para obtener una información más detallada de las actividades culturales y de turismo histórico que te ofrece la comarca del Alto Tajuña puedes contactar con la Srta. Mayte García Vilches, llamando al teléfono 608 72 05 18.

Una muestra de la documentación consultada para la elaboración de este artículo en el Archivo General de la Administración

Tierra de Leyenda

La Iglesia de San Pedro de Abánades junto al cerro de El Castillo
SAN PEDRO DE ABÁNADES

Atrás quedó Covadonga y mientras el fantástico reino Nazarí permanece perdido en el cálido infinito del sur, Don Gonzalo Núñez de Lara, noble castellano y destacado miembro de la poderosa Casa de Lara, se aventura con sus épicos caballeros en las inhóspitas tierras de la Extremadura castellana rubricando una historia nueva para la cristiandad.

En las tierras altas dibujadas por el río Tajuña y a los pies de un pequeño cerro, el de Lara funda la villa de Abánades, allá por siglo XII, que pasa a formar parte del área de influencia de Medinaceli estando sujeta a su jurisdicción y normas forales. Las obras de la Iglesia de San Pedro, el edificio de mayor envergadura, concluyen a finales del siglo XII y principios del XIII.

Iglesia de San Pedro de Abánades

Se trata en origen de un románico rural muy influenciado por las villas de Sigüenza, Molina y Medinaceli que sigue las pautas de la orden del Císter. Aunque en el siglo XVI ya sufrió una profunda restauración, la nave central y la torre que contemplamos hoy en día fueron reconstruidas al finalizar la guerra civil, ya que la iglesia quedo devastada al encontrarse entre dos fuegos.

Inevitable el cambio en la fisionomía del templo, sin embargo, el arquitecto Don Antonio Labrada, -responsable de la reconstrucción y al que dedicaremos otra entrada del blog por su gran trabajo de recuperación patrimonial en la provincia de Guadalajara- priorizó en su magnífico proyecto de 1944 la recuperación del carácter románico de la iglesia sin restarle funcionalidad al espacio de culto.

Vista del pórtico románico desde el interior
JOYA DEL SIGLO XII

La galería porticada se sitúa sobre el fundamento de buenos sillares y está formada por un arco central de ingreso y tres arcos de medio punto a cada lado, apoyados estos últimos en dobles columnas. Estas galerías daban cobijo y protección a vecinos y peregrinos y, aunque su uso era religioso, en ellas se celebraban también reuniones y celebraciones tanto civiles como religiosas.

La mayoría de los capiteles de las dobles columnas están decorados con hojas y palmetas; alguno es liso, destacando por su originalidad unos curiosos entrelazados finalizados en espirales o volutas.

Detalle de dos de los capiteles más originales del conjunto

La joya de esta iglesia es el baptisterio que está situado en el extremo occidental de la galería, protegido por una verja de hierro. En el muro occidental se abre una hermosa ventana abocinada formada por cuatro arquivoltas lisas de medio punto, que apoyan alternativamente en jambas y columnas y que muestran un tímpano geminado sin parteluz.

Fotografía gentileza de Alfonso Muñoz Grande

A los pies de la ventana se halla la pila bautismal donde, en rito ancestral, los abanadienses han bendecido y acogido siempre a sus nuevos hijos e hijas. La pila está decorada con gruesos gallones bien remarcados. Debido a los fuertes contrastes existentes en este espacio es el lugar ideal para los aficionados a la fotografía ya que el conjunto que forma con la ventana es magnífico.

Detalle de una antigua lápida frente al pórtico de la iglesia